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PRESENTACIÓN DE LA EXPOSICIÓN: Buenas tardes:
Entre el ruido y la furia de una guerra que rompe la aparente armonía del planeta, tan ruidosa que ni las tamboradas de la  Semana Santa apagaron su eco con la palabra tregua; cuando aún sigue coleando una pandemia que nos ha hecho olvidar el arte de sonreír con complicidad; y cuando “muchos” borrachos de sol y libertad - tras las vacaciones de la pasada semana- intentan poner en orden la cotidianeidad, un artista- por los cuatro costados-, Celestino Mesa, nos convoca a unos “pocos” al “encuentro con sus ojos”, usando la excusa de mostrar una selección de su obra pictórica con el nombre de Expo-cachitos.
Es sugerente el título, usa un canarismo, ese cachito que bien vino de América o fue desde aquí hasta allá remando sobre las sinergias culturales. Un cachito que en 1958, grabó Nat King Cole en un álbum notable, titulado "Cole español", el primero de una serie de tres discos muy populares en América Latina. Sin embargo Nat King Cole en España fue maltratado por la censura, que prohibió casi la mitad de los temas del disco, entre ellos el glorioso "Cachito mío", que la mexicana Consuelo Velázquez había escrito cariñosamente para su hijo. ¡Ah!, pero nuestros censores supieron ver más allá y descubrir las aviesas intenciones secretas de una letra sin duda pecaminosa. Estaba claro. Aquello de "cachito, cachito, cachito mío, pedazo de cielo que Dios me dio" se refería sin duda al pene del amante de la compositora. Y por ahí no podíamos pasar, no señor.
Anécdotas aparte sobre el nombre de esta compilación de retazos, trozos o cachitos, de las últimas exposiciones de nuestro vate de la pintura, de este poeta del color y los lienzos, debo decir que es un “valiente” pues me propone que conjure las palabras que servirán de introducción a su forma de mirar. Casi me siento bruja, y osada como soy, les propongo elaborar una pócima contra el abatimiento generalizado que nos rodea, así que – con el permiso de ustedes- voy a comenzar.
Tomaremos este espacio como caldero o marmita para ir llenándolo de cosas positivas. Lo primero será buscar una buena cuchara para remover, así que imaginen a este hombre gigante tallado en madera, fuerte y capaz de cruzar todos los horizontes, conocedor de los mares y sus misterios, haciendo navegar entre las aguas del guiso el barco del conocimiento. No olvidemos que Celestino Mesa además de ser uno de nuestros más sobresalientes pintores, reparte su tiempo de creatividad con la faceta de diseñador gráfico, la edición de vídeo y la fotografía, avalado por sus múltiples títulos académicos obtenidos en diversas disciplinas de culturas tan plurales como la alemana, la inglesa y la española.
Pondremos ahora en este recipiente, pinturas para acuarela, para óleo, acrílicos, aguafuerte, lienzos de diferente tamaño y pinceles – muchos pinceles- de esos que son capaces de frenar la furia creativa e indomable por momentos del artista. Ahora, ahora le añadiremos de su cesta de premios algunos de ámbito nacional y otros del internacional, - que no se diga-, un puñado de referencias de los más eruditos y sesudos críticos – todas favorables-  a sus exposiciones que se iniciaron en 1992. ¡Y que no se nos olvide poner varios diccionarios para interpretar los comentarios de los propietarios de sus obras, ya que se expresan en danés, inglés, alemán, sueco, español, y hasta en canario, pues no es lo mismo el “vosotros” que el “ustedes”!
Es el momento de ponerle fuego al guiso, de darle candela a esta mezcla de elementos que precisan del calor en forma de motivación, y de los misterios de la luz -que unas veces se columpia y otras se esconde- tras las pestañas del pintor, ese que tenemos disfrazado de faro removedor de emociones en medio del abatimiento y la apatía generalizada por una pandemia que nos ha cambiado – como ya dije antes- nuestra forma de vivir.
Para que se encienda la fogata y disfrutemos de su explosión de sabores– fin último de cualquier buen guiso-  sólo tenemos que esperar unos minutos, dejar que comience a arder la leña del propósito, que el agua arranque a hervir y que nuestros más primarios instintos nos lleven a salivar, a imaginar, a olfatear el aroma que rebotará como una pelota de pared a pared, de lienzo a lienzo,  para entonces comprobar que un verdadero acontecimiento se estaba cocinando en este espacio que desde hoy reúne parte de la amplia obra del artista y genio llamado Celestino Mesa, canario y universal por más señas.
Dicen los que bien saben, los críticos de arte, que su estilo es básicamente realista, aunque parte de su obra se ha centrado en la figuración; que es conocedor de todas las técnicas, siendo distinguido por el retrato a la acuarela en diversas ocasiones, y por el óleo donde crea composiciones de gran tamaño; también por su esplendor lumínico, por su realismo escénico… ¿Qué quieren que les diga? Yo me quedo con la forma de mirar de este guanche nuestro, con las sutiles pinceladas con las que especia nuestro guiso, añadiendo la dosis precisa de color, dejando que parte de la frescura de los ingredientes no se pierda.
Celestino Mesa es hábil en el reposo y en el silencio que todo buen plato precisa, maneja como pocos la carga sensual con la que aliña alguna de sus creaciones, rodea de vitalidad la presentación final y, sabedor de su dominio y vastos conocimientos, espera, pacientemente, su paso a la inmortalidad.
Es el momento de apagar la llama de la admiración que siento por su plural obra creativa. Creo que ya tenemos el guiso en su punto y toca imaginarse el sabor. Eso sí, una advertencia para que no se quemen con el elogio fácil, no pretendan encontrar un cierto gusto o sutilísima interpretación de los clásicos en Celestino Mesa, sería un error el comparar la luz de esta tierra atlántica con el Mediterráneo de Sorolla, o las formas dalinianas con la poesía de los costumbristas canarios. Les brindo, se les brinda, una exposición que reúne la obra representativa de varias épocas del pintor, que esconden un secreto muy suyo, ese conocimiento especial de las técnicas de la pintura, que en el caso de Celestino Mesa, sabe ser profunda y al mismo tiempo ágil, sugerente, ligera, en resumen, estamos ante un plato que nos va enriquecer, culturalmente hablando.
Al Corte Inglés le debemos esta especie de milagro en no muy buenos tiempos, entidad preocupada, como el propio pintor, por la literatura, la palabra, por aquello que nos pueda hacer trascender después de la muerte, objetivo último de cualquier creador, el alcanzar la inmortalidad. Celestino Mesa va camino de ello, y esta pócima o conjuro que he elaborado con palabras – muy lejos del aquelarre de los buenos brujos- encierra mucha admiración, grandes dosis de respeto, migajas de ternura y una pizca de amor contenido por el artista y el hombre, por sus diversas, magníficas y poliédricas obras de las que aún no poseo ninguna, así que para que no les ocurra lo mismo que a mí,  para que no tengan que lamentarse en un mañana de no tener en casa la mirada de Celestino Mesa, disfruten de la exposición y queden con el artista para pergeñar futuros proyectos en los que, a través de sus ojos, descubran los colores y formas del mundo que les habita.
Señoras, señores, querido Celestino, termino señalando que en los trazos de tus cuadros, como en las líneas de unos versos o en la melodía de una canción, se puede encontrar -y se pueden decir o interpretar los sentimientos- todo eso que nos mantiene tibios y con vida, ese espíritu que arde por dentro y que en ocasiones nos consume o nos lleva al abismo, y que en otras nos empuja hacia la orilla del camino, brindándonos la capacidad de soñar y mantener la esperanza festoneada en la mar del poeta gomero Pedro García Cabrera. La genialidad de tu mirada, hecha arte, cabalga en el oleaje de la mar y del mar, que ambos artículos admiten, imparable y rumbo a destinos por determinar porque aún – dado lo mediocre del ser humano-  están por venir los que te inmortalicen. Yo no estaré por ley natural de la vida, no podré cruzar los océanos del tiempo para poder contarlo, por eso desde hoy te brindo mi ovación, convencida que tu nombre y tu obra será estudiada por las generaciones futuras, habrás alcanzado la inmortalidad de los genios.
Muchas gracias y disfruten de esta muestra artística.